El último fin de semana de gestación tendría que ser el más complicado. La programación del parto de Carlo Damián para el día 11 de octubre nos cambió los planes. Había que realizar trámites ante la instancia de salud. Presentar papeleo, recopilar firmas y sellos para la admisión hospitalaria. El más difícil de todos, donar sangre por si la cirugía se complica y llegara a ser necesario realizar una transfusión.
Es desgastante acudir a las instalaciones de la dependencia para cumplir con esta tarea. Hay que madrugar para ganar uno de los primero lugares. Permanecer hasta 4 horas esperando turno, ya que primeramente te toman una muestra para analizarla y los resultados pueden tardar hasta 3 horas. Después, en caso de aprobar el examen, esperar turno nuevamente para que te extraigan la unidad requerida (medio litro). Todo esto en ayunas.
Además, el donador deberá cumplir con una serie de requisitos, los más sobresalientes: No contar con enfermedades virales. Ser mayor de edad. No consumir ningún tipo de medicamento ni alimentos grasos. Abstenerse de consumir bebidas embriagantes las últimas 24 horas. Entenderás, querido lector, es bastante complicado encontrar donadores. Por si esto fuera poco y como cereza en el pastel para coronar el grado de dificultad de este último trámite, me citan en domingo.
Pero como dice el Geniero Alonso, mi buen amigo, “Aguántese, su niño vale millones de veces eso”. Y vaya que tiene razón.
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