jueves, 6 de octubre de 2011

Amigos verdaderos.

Muchas muestras de cariño y felicitaciones plausibles he recibido por el embarazo de mi esposa. Llamadas constantes de algunas personas que les interesa conocer al detalle la evolución de este proceso. Hay quienes se manifiestan contentos y comparten la dicha de esperar un nuevo miembro en la familia. Otros se desbocan en recomendaciones, la constante ha sido “Duerman mientras puedan, luego van a extrañar dormir tranquilos”.

Recuerdo nostálgicamente la llamada de mi hermano el Fuco, quien además de buenos deseos externó con su peculiar y picaresco estilo: “Si es hombre te vas a sentir orgulloso, pero si es mujer te vas a volver loco”. Cabrón, que razón tenías. En efecto, cuando me enteré de su viril y tetostérica masculinidad me sentí sumamente orgulloso de ser bendecido con un primogénito varón. (Herencia de la cultura siciliana después de leer El Padrino).

Esas constantes muestras de apoyo y la indulgencia de aquellos que se muestran interesados por el arribo del nuevo ser, contribuyen y logran hacer más efusiva la delicada espera. Aquellos que han deseado salud y bienestar para mi hijo, aunque sea con un dejo de prudencia, han dejado huella en mi corazón como amigos verdaderos. Será por la importancia o la sensibilidad del evento, pero cada llamada, mensaje en facebook o mención en twitter se agradece eternamente.



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