miércoles, 1 de abril de 2020

Ewoks Godos.

La Directora de la guardería pidió Disfraces para el festival conmemorativo de la entrada de esa estación del año. Sugirió el disfraz de algún animalito o florecita para las bebas, algo alusivo al inicio de Primavera. La cuestioné al respecto, ¿Ya no recordamos al Benemérito de las Américas en las escuelas? Me contestó afable, Sí, pero también hacemos un festival infantil donde los niños conviven y conocen la importancia de la naturaleza en esta época del año.

Fue suficiente información para el que esto escribe. Mandé hacer sendos trajes. Erika, amiga de mucho tiempo y excelente costurera, recibió el pedido y diseñó la idea. Sólo pide una fotografía de lo que ocupas y ella se encarga de confeccionar el disfraz. Como elemento adicional, me topé con un par de ramas viejas en carretera que harían las veces de cayados. Un leve retoque de pintura en el rostro y teníamos un par de ositos adorables.

Pero, ¿Eso es una capucha? Preguntó la Directora. Es complemento del atuendo, atiné a contestar. Pues, ¿De qué vienen disfrazados? Pensé que de ositos, mientras dirigía la mirada al resto del personal que divertidas, se echaban miradas entre ellas, curiosas por mi respuesta. Miré en derredor disfrutando el momento. Son Ewoks, de la boscosa Luna de Endor, de la película Star Wars, Return of The Jedi, contesté, mientras observaba cómo a todas se les dibujaba un signo de interrogación en el rostro.


Un par de días antes, ambos padres habíamos tomado una sesión de fotos casera para archivar el recuerdo de ese gratificante festival de primavera. De ahora en adelante mis Príncipes Godos gozarían de divertidos disfraces homenajeando clásicos.



lunes, 16 de marzo de 2020

Baseball Godos

Por naturaleza, en casa siempre hemos estado ligados al juego de pelota. Haciéndome de arreos para jugar, compré una manilla pequeña para Carlo Damián, después el bat y 1 pelota. Poco a poco intenté vincularlo al baseball, para que lo conociera, y en su caso, lo llegue a practicar.

Así, un día nos pusimos a cachar y luego lo dejé batear. Después, acompañados de Dante Adolfo, establecimos una rutina a modo de práctica. Sencilla, pero completa. Estiramos músculos, soltamos el brazo cachando, hacemos unos rolados, después algunos flys, y por último, le doy la oportunidad a cada uno para que tome turno al bat.

Baseball Godos, Trainning Day. Es un momento que disfruto compartiendo con mis príncipes el bello rey de los deportes. Parece que lo están aprendiendo, cada vez los veo mejor parados y con más entusiasmo. Dante Adolfo ha pasado del bat de plástico al de aluminio, para mi sorpresa resultó ser zurdo. Carlo Damián empieza a demostrar habilidades tanto bateando como fildeando, además de realizar algunos lanzamientos desde la loma.



Espero sigan practicando este bello deporte. Está en ellos. Por mientras, hemos incrementado el equipo con más manillas, más pelotas y más bats. Incluso ropa y cachuchas. Ahí vamos Yankees.

lunes, 9 de marzo de 2020

El más pícaro.

Dante Adolfo a penas da sus primeros pasos tomando confianza en sí mismo. Carlo Damián siempre ha mostrado buena disposición en la convivencia diaria. Salvo en ocasiones donde seguramente necesita su espacio privado y el más pequeño interfiere constante y enfáticamente. A veces, se altera y reprende al menor. Incluso le hace ver las normas a las que él ya se adaptado en casa y en la vida.

Dante Adolfo no tiende a ser el más especializado en lo que a normas se refiere, puede ser más autoritario y por ende a hacer su voluntad. Carlo Damián es comprensivo y pone atención cuando se requiere. Carga con el temible peso de ser el hermano mayor. Creo que hace muy buena labor. Cuida de su hermano menor y trata de orientarlo.

Eso nos ha llevado a que mucha gente haga un comentario que se ha vuelto común “El más grande se ve muy noble, pero el más chiquito tiene una cara de pícaro… que no puede con ella”. No se equivocan, seguramente es algo común cuando hay 2 hermano o más.



Los 2 tienen muy buen corazón y creo que han heredado la nobleza de sus abuelos. Sin embargo, es notorio la diferencia de carácter que han forjado.


viernes, 6 de marzo de 2020

2 Chavales en casa.

Tener 2 chavales en casa ha sido más demandante. Brindarle cuidados a ambos se ha vuelto más complicado. Tal vez Carlo Damián se ha tornado más voluble por las atenciones que recibe su hermano menor. Si uno llora corremos el riesgo que despierte al otro. Le debes cambiar pañal a uno mientras el otro debe hacer tarea. El más grande inefablemente se vuelve más independiente porque tiene que aprender a hacer cosas por sí mismo.

Los gustos de uno y otro en general son los mismos, pero en aspectos particulares pueden ser diferentes. El grande engulle con mucha pericia las Uvas, tal vez su fruta favorita, mientras que él pequeño sólo les saca el jugo dejando una machaca de fibra regada por todo el cuarto. Dante Adolfo ve comida y pide, no importa la hora, mientras su hermano rehuye a las comidas hasta que le gana el hambre.


Así, tenemos que algunas tareas no se desarrollan en la misma frecuencia. Sin embargo, se ven unificados en una serie de reglas impuestas que ambos respetan y cumplen cabalmente. Hemos buscado la forma de sacarle mayor provecho a las tareas que realizan juntos, cómo la ducha o la hora de dormir. Cual sea la actividad, está bien remunerada, verlos descansar después de un día de ajetreo es la mejor recompensa.



martes, 3 de marzo de 2020

Grande Bebé.

En una época tuvimos que comprar pañales de 2 etapas diferentes y fórmula láctea de 2 marcas diferentes. Es fácil perderte en la faena y confundir una con la otra. En ocasiones, antes de salir a comprarlos, tengo que preguntar hasta 2 veces por cuál voy. No quiero cometer el error de regresar con los equivocados. Todo esto sucedió hasta que Carlo Damián dejó el biberón, tarea que resultó por demás sencilla y sin las complicaciones que suponíamos.

Ahora, se ha tornado una broma familiar. Lo tomo en brazos como si fuera un recién nacido y hago la mímica de darle el biberón de Dante Adolfo, lo cual entre risas le causa molestia, sobre todo porque le digo “Le voy a dar bibi a bebé”, a lo que responde casi molesto pero sonriendo “Yo no soy bebé, es de mi hermano”.




Al poco tiempo también dejó de usar pañal volviéndose más independiente. Por lo que cuando finjo que le voy a poner uno, causa la misma reacción entre risa y molestia de su parte. Como todos a esa edad, quiere ser más grande y al ver a su hermano menor, se sabe el mayor en casa. Aunque el ciego amor de padre siempre lo quiera ver como un bebé.


viernes, 12 de octubre de 2018

Disney III. El regreso.

Así pasaron las horas, un par de pausas para el lunch y la comida, el desfile de media tarde y a seguir gastando suela. La casa de Mickey fue un gran momento, Carlo Damián brincó de entusiasmo al conocerlo y tomarnos debida foto con él. Dante Adolfo reaccionó diferente. Pero estoy seguro que yo fui el más emocionado, creo por la influencia de su expansivo entusiasmo.

En la noche, el espectáculo principal consta de un desfile de carros alegóricos con los personajes del parque. Toy Story, las princesas, Cars y otros más. Esperando ese momento para terminar la jornada, me encontré divagando enfoncado en lo pesado que sería el traslado por carretera, tener que manejar de madrugada y pensar en la seguridad de la familia entera. Simulaba la sonrisa, pero después descubriría que en las fotos no parece muy convincente.

Al final, Mickey Mouse hace triunfal aparición ataviado en su rojo disfraz de mago en Fantasía, bailando y brincando como si todavía tuviera mucha pila y yo por lo contrario, que me encontraba en modo descargado, mentándole la madre por dentro, deseando que todo termine y poderme ir a descansar. Cuando Carlo Damián, quien desde el principio del desfile se encontraba en mis hombros para permitirle la vista a lo lejos del Disney Parade, profundamente exaltado, emite un sincero grito de felicidad plena, esperando que el simpático personaje pueda escucharlo, ¡Mickey! ¡Mickey! Eres mi mejor amigo…



Escucharlo tan feliz y contento, exclamando su inocente emoción, motivado e influenciado por el recorrido, al grado de expresarle así su amor fraterno al Ratón, me conmovió tanto que en ese mismo momento sentí la carga de energía y me olvidé de los pensamientos que me agobiaban. Minutos después, su mamá y yo contemplaríamos el resto del show visual del Mágico Castillo de Disney, con mis Príncipes Godos vencidos por el sueño en sus carreolas. Salimos con ellos en brazos, hasta el estacionamiento, pero contentos.

En carretera, mis 3 acompañantes se mantuvieron dormidos todo el trayecto. El que esto escribe, sin embargo, no pude deshacerme de la sonrisa. Todo había valido la pena por ese sublime momento al escuchar su grito de perenne amistad.