martes, 4 de marzo de 2014

Cirugía anticonceptiva.

Un chip en el cerebro, implantado tal vez por los problemas que ha generado la explotación demográfica, el calentamiento global o un sinfín de predicciones apocalípticas con las que ha crecido mi generación, me indica que 2 hijos es muy buen número para un matrimonio actual y como el de nosotros. Así, desde que planeamos hacer vida juntos ese tema fue aclarado.

Una vez que se supo embarazada por segunda ocasión y cuando conoció que se trataba de nueva cuenta de un varón, Arely quiso romper la negociación previamente acordada y lanzarnos a la búsqueda de una tercera concepción deseando sea la niña tan esperada por la abuela paterna. Después de analizarlo, cedí a su petición pidiéndole abordáramos el tema una vez que Dante Adolfo llegara a casa.

Estamos a un par de meses de concluir este embarazo y veo que la intención de embarazarse otra vez para buscar la niña ha quedado de largo. Entre el agobio de criar a Carlo Damián, verlo crecer y saber que Dante Adolfo al igual que él requerirá de sumas atenciones, nos vemos limitados y preferimos dedicarles tiempo de calidad a ambos.

Así, en cuanto mi segundo hijo y su madre pasen la cuarentena después de su nacimiento y adquieran la fortaleza y salud necesarias, el que esto escribe deberé acordar con ella esta idea. Si me someto a intervención quirúrgica anticonceptiva definitiva, mejor conocida como Vasectomía, o bien, nos damos un tiempo para pensar en la beba.

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