Un chip en el
cerebro, implantado tal vez por los problemas que ha generado la explotación demográfica,
el calentamiento global o un sinfín de predicciones apocalípticas con las que
ha crecido mi generación, me indica que 2 hijos es muy buen número para un
matrimonio actual y como el de nosotros. Así, desde que planeamos hacer vida
juntos ese tema fue aclarado.
Una vez que se supo
embarazada por segunda ocasión y cuando conoció que se trataba de nueva cuenta
de un varón, Arely quiso romper la negociación previamente acordada y lanzarnos
a la búsqueda de una tercera concepción deseando sea la niña tan esperada por
la abuela paterna. Después de analizarlo, cedí a su petición pidiéndole
abordáramos el tema una vez que Dante Adolfo llegara a casa.
Estamos a un par de
meses de concluir este embarazo y veo que la intención de embarazarse otra vez
para buscar la niña ha quedado de largo. Entre el agobio de criar a Carlo
Damián, verlo crecer y saber que Dante Adolfo al igual que él requerirá de
sumas atenciones, nos vemos limitados y preferimos dedicarles tiempo de calidad
a ambos.
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