martes, 28 de enero de 2014

Cabalgata.

Diversos juegos se volvieron cotidiana novedad. La utilización apropiada de los juguetes en su posesión sigue siendo una falacia, pues acostumbra jugar como le viene en gana. No patea las pelotas, sólo las carga. Se ha convertido en el Bully del perrito bailarín que es vejado y víctima de maltrato físico. Exceptuando el carro y bicicleta montables con los que cuenta el resto de los juguetes recibe un trato muy diferente al fin por el que han sido elaborados.

Su cancha preferida para la hora de juegos es la alacena, y todo lo que ésta contiene se ha vuelto su más importante pieza para recreación. Es común verlo rodar la lata de champiñones de la cocina hasta la sala. Morder hasta derramar los cartones de puré de tomate. Incluso, causa la preocupación de sus ilusos padres cuando lo vemos cargando una botella de vidrio como puede ser la salsa de soya.

Pero el juego preferido desde hace algunas semanas es montarse en uno de sus padres cuando nos agarra acostados y realizar los movimientos propios de la cabalgata equina. Así, imita el galopeo de un caballo pidiendo que apresures el paso para hacer el momento más divertido. Un gran juego que todos siendo infantes disfrutamos y ahora teniendo de jinete a mi Príncipe Godo, me divierto más.

miércoles, 22 de enero de 2014

Amor de perros.

El perro ladraba desde la banqueta de en frente. Mientras le silbaba, tronaba los dedos haciéndole ademanes para que se aproximara a nosotros. Carlo Damián lo veía y se reía impetuosamente moviendo los pies sin parar. Intentaba imitar mis movimientos para hablarle al can, pero sólo lograba mover los dedos de su mano hacia adentro y afuera.

Desde entonces, nos hemos percatado que le gustan mucho los animales, como a todo niño. Especialmente los perros, a quienes busca llamarles la atención para atraerlos o intenta acercarse a ellos. Incluso con el miedo característico de la ocasión cuando le ponen las patas encima y están a punto de tumbarlo.

Suponemos que más adelante, cuando esté creciendo y comprenda mejor la situación va a pedir lo dejemos tener uno en casa. Yo estaría contento, y por lo visto, su mamá ya analiza la situación. Compartir el amor por los perros con mi hijo es una agradable coincidencia, la disfruto al por mayor.

miércoles, 15 de enero de 2014

Clases.

El calor de Septiembre se sentía intenso, era temprano por la mañana. Me encontré con unas maestras muy simpáticas. Con singular muestras de afecto se referían a Carlo Damián. Noté en la Directora una servil pasión por la atención de los niños. Pañalera al hombro, después de analizar las instalaciones, les entregaría mi más grande tesoro para su cuidado.

Me despedí de él con la voz entre cortada, aunque la testosterona me impedía expulsar algunas lágrimas sabía que mientras más tiempo durará en el lugar, menos me iba a poder contener. Nunca tuve dudas de que estaría en buenas manos. Siempre he creído en el profesionalismo de esas educadoras. Día con día se han ido ganando mi respeto para su labor.

Alguna vez me lo entregaron aruñado o mordido por otro niño. Me enfurecí, pero me vi obligado a  tolerar que en el trato con otros infantes ese sea el riesgo que corra. Una vez me lo reportaron por peleonero, sólo pude contestar “Una de cal…” En fin, cada ocasión que lo recogemos en la Guardería suponemos una aventura nueva. Veo a mi hijo más despierto y explotando habilidades desde académicas hasta sociales.

Carlo Damián se muestra contento por el trato que recibe, de hecho, algo me dice que es el consentido. Desde aquel primer día de clases, su paso por la guardería ha sido genial.