viernes, 20 de septiembre de 2013

Segunda madre.

Mi esposa se dio a la tarea, buscó diversas guarderías. Manifestó el gusto por algunas, ya sea por sus instalaciones, normatividad o la atención que recibió del personal. Sin embargo, una de ellas fue la que más llamó su atención. Así, apartó cita para juntos acudir a conocerla. La ubicación era apropiada, las recomendaciones que nos habían hecho de ella estaban sustentadas. Nos atendió la directora, una señora por demás bonachona y simpática. Aclaró nuestras dudas y rápidamente coincidimos en que sería buena opción.

Algunos días después me notificaría que su hermana estaba dispuesta a atender a Carlo Damián personalmente en su casa. La justificación era la corta edad, “Está muy chiquito para que lo lleven a guardería”. Me preguntó mi parecer, ambos dilucidamos, una persona de confianza era mejor para todos. Sin embargo, nos parecía excesivo dejarle la responsabilidad. Ella insistió y admito que me sentí más seguro al dejarlo en sus manos que en cualquier otras, aún cuando se tratará de profesionales.

Ceny es hermana de mi esposa. Tiene 2 hijos encantadores que ahora han establecido vínculos fraternales con mi hijo desde que convive con ellos en su casa. Ella se desvive por atenderlo, creo que se ha encariñado mucho con él, tiene que serlo, es como su segunda madre. Fermín, su esposo, comparte la responsabilidad con mucha amabilidad. Estoy eternamente agradecido con ellos por su desinteresada y cariñosa disposición. No cualquiera hace algo así por ti, y tampoco a cualquiera le confías un hijo. Es un binomio sincero.

El primer día fue muy difícil, me invadió un gran sentimiento de nostalgia. Ahora, todas las mañanas que se lo entrego a mi cuñada lo hago con soltura y confiado de la entereza con la que crecerá Carlo Damián en esa casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario