viernes, 20 de septiembre de 2013

Firts Music Lessons.

Cuando comenzó a decir “Papá”, juro que el pecho se me inflamaba. Verlo dar sus primeros pasos y luego soltarse caminando tramos largos ha sido una gran satisfacción. Saber que come regularmente y que no le hace gestos a la comida, por el contrario, la engulle con facilidad, me pone muy contento. Al bañarlo y saber que disfruta del agua, me parece genial. Pero verlo bailar o mover la cabeza bruscamente mientras toco la guitarra, me tiene perplejo.

En cuanto observa que tomo el instrumento para tocar un rato, deja lo que esté haciendo en el momento y corre a mi encuentro para meterle mano a las cuerdas. Curiosamente lo hace bailando y disfrutando del sonido que logro emitir. Tiene una clara fascinación musical que demuestra con la singular destreza de los bebés de su edad ya sea en el carro, mirando la Tv o incluso cuando escucha música en un celular.

En una ocasión, su mamá le tomó una foto mientras juega con las cuerdas de mi bajo. Incluso he twitteado alguna que titulé “First Bass Guitar Lessons”. Sin presionarlo, deberé estar atento a sus gustos musicales y, en su caso, motivarlo para que incursione en el mundo de la música aprendiendo a tocar algún instrumento. Eso también me daría gusto y me llenaría de felicidad, tal como verlo caminar.

Segunda madre.

Mi esposa se dio a la tarea, buscó diversas guarderías. Manifestó el gusto por algunas, ya sea por sus instalaciones, normatividad o la atención que recibió del personal. Sin embargo, una de ellas fue la que más llamó su atención. Así, apartó cita para juntos acudir a conocerla. La ubicación era apropiada, las recomendaciones que nos habían hecho de ella estaban sustentadas. Nos atendió la directora, una señora por demás bonachona y simpática. Aclaró nuestras dudas y rápidamente coincidimos en que sería buena opción.

Algunos días después me notificaría que su hermana estaba dispuesta a atender a Carlo Damián personalmente en su casa. La justificación era la corta edad, “Está muy chiquito para que lo lleven a guardería”. Me preguntó mi parecer, ambos dilucidamos, una persona de confianza era mejor para todos. Sin embargo, nos parecía excesivo dejarle la responsabilidad. Ella insistió y admito que me sentí más seguro al dejarlo en sus manos que en cualquier otras, aún cuando se tratará de profesionales.

Ceny es hermana de mi esposa. Tiene 2 hijos encantadores que ahora han establecido vínculos fraternales con mi hijo desde que convive con ellos en su casa. Ella se desvive por atenderlo, creo que se ha encariñado mucho con él, tiene que serlo, es como su segunda madre. Fermín, su esposo, comparte la responsabilidad con mucha amabilidad. Estoy eternamente agradecido con ellos por su desinteresada y cariñosa disposición. No cualquiera hace algo así por ti, y tampoco a cualquiera le confías un hijo. Es un binomio sincero.

El primer día fue muy difícil, me invadió un gran sentimiento de nostalgia. Ahora, todas las mañanas que se lo entrego a mi cuñada lo hago con soltura y confiado de la entereza con la que crecerá Carlo Damián en esa casa.

Cuidados de Seguridad.

Una de las principales tareas a las que tuvimos que dedicarle bastante tiempo en investigación fue a descubrir la manera de colocar el porta bebé en el vehículo. Bendito Internet, en Youtube y Google pude encontrar diversos mecanismos para instalar, de manera eficaz y de acorde al modelo, el aparato en el que sería transportado cuando nos desplacemos en los vehículos de casa. Ilustrados y haciendo el uso correcto de esta gran herramienta, por azar del destino viajábamos una noche en ambos carros.

Madre e hijo en el primer coche, seguidos de cerca por quien esto escribe. En un alto, cuando el semáforo se puso en verde, ella dio vuelta a la derecha. En eso me percato de un bólido que intentaba ganarle el rojo cruzándose en su camino sin importarle que ahora nosotros tuviéramos el paso. La escena me pareció dantesca, por la velocidad que llevaba supuse haría pedazos su carro. Absorto durante esa milésima de segundos, era testigo presencial de un golpe inminente sin alcanzar a hacer nada por mi Príncipe Godo ni mi beba hermosa.

Imaginando lo peor, me di cuenta que nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Similar a un nudo de terror que me ataba de pies a cabeza. En el último momento, el conductor frenó disminuyendo la potencia con la que se aproximaba. A penas logró impactar la defensa del vehículo de mi esposa. Una vez que logramos estacionarnos aventé todo y corrí a verlos, ese lapso me pareció eterno. Carlo Damián lloraba asustado pero parecía estar bien, igual ella. Fuera de peligro me aseguré que no sufrieran ninguna lesión, me venía valiendo madres todo lo demás.

Después de esta experiencia, y más que nunca, puedo decir que los cuidados de seguridad son preponderantes. La precaución juega importante rol en mi vida.