Así como la música fue una gran recomendación, la doctora también procuró hacernos ver la importancia de hablar con el pequeño y transmitirle nuestros sentimientos de manera oral. Nos explicó como el bebé se torna interesado en los sonidos y a pesar de no comprender el significado de las palabras es incondicionalmente perceptivo al tono que utilizas para dirigirte a él. O sea, un bebé acostumbrado a escuchar la suavidad y ternura de tu voz comprenderá el amor que le tienes.
Debemos recordar que el recién nacido busca seguridad en un mundo nuevo y si bien a penas puede abrir los ojos, no ha agudizado su vista y tardará en distinguir a sus padres de las demás sombras que se le presentan visualmente, por eso la más reconfortante manera será reconocerlos por medio de su más afinado sentido que es el oído. He ahí la importancia de darte el tiempo para hablar con él durante el embarazo.
Intenté leer Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe, pero me retracté al recordar que su sangriento estilo no es apto para menores de esta época. Rápidamente busqué mis viejos libros de los hermanos Grimm y aunque también son anticuados en cuanto a la clasificación para menores, preferí conociera las verdaderas historias antes que descubra los censurados y fantasiosos cuentos de Disney. También y gracias a la apertura global pude incrementar mi biblioteca de historias infantiles en internet.
Recomiendo a quien se encuentra por ser padre las mismas técnicas de interacción que durante el embarazo tuvimos con Carlo Damián. Lectura nocturna antes de dormir (que también sirve para que la mamá caiga rendida mientras papá lee) y demostraciones de cariño de viva voz al iniciar y concluir la jornada diaria. Te reconocerá cuando te dirijas a él por primera vez, lo garantizo.
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