martes, 17 de enero de 2012

Grandes Virtudes.

En una ocasión platicaba acerca de la paternidad y la felicidad que ésta acarrea en mi vida con uno de mis grandes amigos, quien a diferencia mía tiene más tiempo en su rol de padre y me confesaba “Espérate a que haga las primeras gracias”. Me conmoví con su propuesta y desde entonces he puesto mayor atención al momento de convivir con Carlo Damián encontrando así, singulares demostraciones de evolución.

Supongo que él se refería a los actos involuntarios de cualquier bebé en su etapa de desarrollo, perceptiblemente analizados por los padres como grandes virtudes. Lo que nos lleva a referirnos acerca de nuestro hijo como “Muy Inteligente”, tal vez queriendo manifestar que se encuentra por encima del promedio. Entiendo que mi viejo tiene muchas habilidades naturales para su edad y otras atribuibles a nuestra labor como padres que destacan en su desenvolvimiento, como todos los niños.

Siempre he creído que los padres, involuntariamente y afectados por el cariño, hacemos vituperio de esas cualidades y las exageramos al por mayor. Recuerdo a mi mamá cuando hablaba de mí como un niño superdotado porque aprendí a leer y escribir antes de entrar a la escuela primaria. Para mi desgracia, sigue resaltando de manera presuntuosa, cada que tiene oportunidad, lo que para ella son grandes logros de su bebé ocasionando momentos embarazosos para el que esto escribe.

No pretendo ser papá Cuervo ni quiero resaltar de manera desmedida “Las Grandes Virtudes de Carlo Damián”, espero haga buen uso del libre albedrío y obtenga las herramientas para enfrentar una vida normal. Después de todo, lo dije desde el embarazo, “Mi hijo es más cabrón que bonito”.


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