La mayoría de las actividades en
casa giran en torno a la jornada del único niño, o bien, se han modificado
respecto de ésta. Así, creemos que el arribo del bebé contemplará cambios
bruscos para él. Desde el embarazo se han notado y los ha resentido. Demanda
mayor atención, especialmente de su mamá. Preparándonos para lo que puede ser
un choque entre mis gallos, seguimos el consejo de su madrina Bere, Qué su hermano le lleve un regalo cuando
llegue a casa.
Después de llegar del nosocomio, poco
a poco va suavizando la expresión. Seguramente inducido por el cariño y la
confianza que Arely le transmite, se acerca para observar más detalladamente. Por
un momento tiene al recién nacido en sus brazos, el amor fraterno ilumina su
rostro con esa inefable sonrisa. La presencia del extraño ahora es una cálida
bienvenida. Cuando la abuela toma a Dante Adolfo, el momento es perfecto y
aparece el balón de fútbol. Carlo Damián,
mira el regalo que te trajo tu hermano. Le suelto, mientras se lo hago
llegar. Admirado, exclama ¡Una pelota
papá!.
Sellado el primer encuentro entre
mis Príncipes Godos, me resulta emblemático. La primer gráfica de mis hijos
juntos luce llena de ternura. Ambos parecen atender el llamado de sangre
creando un vínculo fraterno que, encarecidamente espero, los mantendrá unidos
el resto de sus días. Ambos, parecen conectarse en armonía. El más grande,
absorto, dedica simpatía y complacencia con el más pequeño.
La pelota que el recién llegado le
regala a su hermano surtió el efecto esperado. Gracias por el consejo comadre.